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Recientemente, realicé el famoso experimento del arroz basado en las teorías de Masaru Emoto, quien sugirió que las emociones y las palabras pueden afectar la estructura molecular del agua y, por extensión, de los seres vivos, dado que el arroz está compuesto en gran parte por agua. En este experimento, utilicé dos frascos de arroz cocido: a uno le di palabras de amor y gratitud cada día, mientras que al otro le envié palabras de rechazo y negatividad. Un mes más tarde, los resultados fueron visuales y olfativamente distintos: el arroz «amado» se mantuvo blanco y relativamente fresco, mientras que el arroz «odiado» se volvió negro y se descompuso.

Este simple experimento es un poderoso recordatorio de cómo nuestros pensamientos y palabras pueden impactar nuestro entorno y a nosotros mismos. Está intrínsecamente relacionado con el concepto de los efectos placebo y nocebo en la medicina, donde la creencia de que algo nos hará bien o mal puede desencadenar respuestas físicas reales.

En el contexto de la incomodidad positiva, este experimento refuerza la idea de que enfrentar y transformar nuestros pensamientos negativos puede ser un camino hacia la sanación y el bienestar. Al igual que con el arroz, los pensamientos negativos no solo descomponen nuestra paz interior, sino que pueden manifestarse en nuestro bienestar físico. Por otro lado, al cultivar pensamientos positivos y resilientes, podemos mantenernos ‘frescos’ y ‘sanos’, incluso frente a las adversidades.

Incorporar la incomodidad positiva en nuestras vidas implica aprender a enfrentar estas negatividades no como amenazas, sino como oportunidades para fortalecernos y sanar. Así como el arroz «amado» pudo resistir el deterioro, nosotros también podemos aprender a prosperar al transformar conscientemente nuestros pensamientos y emociones hacia lo positivo.

Este experimento es un recordatorio visual de que, aunque no siempre podemos controlar el entorno externo, tenemos un poder considerable sobre nuestro mundo interno y cómo este se refleja en nuestra salud y realidad. Invito a todos a reflexionar sobre cómo podemos aplicar este entendimiento en nuestra búsqueda diaria de crecimiento personal y profesional.